miércoles, 19 de octubre de 2016

ENCUENTRO EN EL MONASTERIO DE LA ENCARNACIÓN


ENCUENTRO EN EL MONASTERIO DE LA ENCARNACIÓN
M.M. Dominicas de Plasencia Cáceres

Esta historia tuvo su origen a finales del siglo XIX, años en los que nació mi tía/abuela en una pintoresca aldea asturiana Villar de Tejón dentro del entorno de Belmonte de Miranda y desde allí a los 20 años se trasladó al Monasterio de la Encarnación en Plasencia donde permaneció 55 años en vida religiosa hasta el final de sus días allá por los años 60.

En mis años de infancia siempre había oído hablar a mi familia sobre la tía monja de clausura y de los comentarios sobre las cartas que iban y venían.

El tiempo ha ido pasando y como siempre ocurre sin darnos cuenta nos vamos quedando solos porque nuestros seres queridos se han ido marchando y nosotros también nos acercamos al final.

El pasado mes de mayo encontré entre los recuerdos dejados por mi madre un fajito de cartas de la tía monja que al leerlas me hizo reencontrarme con la historia de mi pasado y meditar sobre el presente.

Sin pensarlo mucho llamé por teléfono al Monasterio por si todavía había alguien que se acordara de Sor Visitación Menéndez que era el nombre de mi tía/abuela y cual fue mi sorpresa que la actual monja, priora Sor Juana con 82 años había convivido en su juventud con ella y después de conversar unos momentos tuvo la amabilidad de invitarnos a hacerles una visita.

El pasado mes de septiembre tuvimos el encuentro con las hermanas. Fue un momento entrañable que duró más de 2 horas. Dos de las hermanas habían convivido con nuestra tía y nos contaron anécdotas y peripecias de su relación con ella, entre otras el intercambio de trozos de tortilla por debajo de las servilletas para solidarizarse con la penuria del hambre que había en aquellos años 40 y bien entrados los 50.

Yo les conté el aprecio y el cariñoso recuerdo que siempre hemos tenido hacia ella toda nuestra familia asturiana. En nombre de todos les hice entrega de una placa con el relieve de la Iglesia de San Marcos de Tegueste (Tenerife) lugar donde resido para que figure en el Monasterio en nombre de todos.

Gracias hermanas por recibirnos, por vuestra agradable conversación, por vuestras preguntas, por escucharnos, por transmitirnos un sol radiante que hizo brillar nuestras mentes en estos momentos apagadas, por vuestras sanas sonrisas, por vuestros dulces, por la dulzura del agua con limón que a mi me supo a gloria bendita.

Por último no quiero dejar pasar el recuerdo de ese regalo del cielo que nos llegó cuando a la puerta del Alfonso VIII esperando el taxi para marcharnos de la ciudad de Plasencia aparecieron dos ángeles del cielo las hermanas Teresa y Amparo para darnos un abrazo y decirnos hasta siempre de parte de todas las M.M. Dominicas.